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PRIMER PREMIO CONCURSO DE RELATOS ASOCIACION DE ALUMNOS CENTRO ADULTOS DE MOTRIL

Invierno en el recuerdo”
Acaba de terminar el dos mil dieciséis, según los medios de comunicación, ha sido uno de los más cálidos, desde que hay estadísticas, allá por el año cuarenta del pasado siglo. En estos días estamos preparando, para la pascua, que diferencia del pasado al presente. En estas fechas la gente se agrupa en las tiendas, haciendo acopio de ropa y comida. En las cajas registradoras hay grandes colas, todo es un transitar buscando cada cual lo que le apetece.
A mí, me recuerda aquellas pascuas, que pasé en mi juventud, junto a mis padres y hermanos, todo era diferente, los bailes que se hacían en el cortijo, durante los dos días que duraba la pascua, no había tanto acopio de prendas de vestir, ni las variedades de comida. Se conformaba uno con un buen cabrito aliñado, o la carne de la orza, que como no había nevera se conservaba con la manteca del cerdo. Ahora ha cambiado, la carne se ha reemplazado por el pescado, bien gambas o bacalao, que son estrella en estas fechas.
Estamos de vacaciones en la escuela, cosa que aprovecho, para hacer la poda de los árboles frutales, que se han quedado sin hojas, en ellas paso las horas, dejándolas a mi gusto, cuando se sequen un poco tengo que quemarlas, el campo es una rutina que no para, siempre hay cosas que hacer.
En los medios televisivos, en estos días, nos muestran las imágenes, de los chupones de hielo, que se convierten con las bajas temperaturas. Esto me recuerda en mi juventud, que por las mañanas, cuando me lavaba la cara en la jofaina, en la que tenía una capa he hielo cristalizado, nada que ver con los días que estamos viviendo, en estos primeros del mes de enero. La temperatura más baja ha sido de unos cinco grados, nada que ver, cuando se helaban las patatas en la vega de Motril.
Me recuerda cuando llegaba por las mañanas, que estaban con las hojas negras y los troncos pelados, como un chino, aunque se reservaban con salves de cañaveras, cuando bajaba de cero, era difícil que lo soportaran. No es normal que, ayer por la tarde tuviésemos diecinueve grados en Vélez, cuatro más que cuando llegué a Motril.
Han llegado los Reyes, los peques disfrutan de la inmensa variedad de juguetes, a la nieta le he comprado lo que le ha gustado en la tienda. Quiero recordar, cuando yo era pequeño, que nos engañaban con los Reyes de Oriente, nosotros poníamos una pieza del calzado, en la ventana, que dejábamos abierta, cuando nos quedábamos dormidos, nuestra madre nos depositaba algo de prenda de vestir o calzado, los juguetes brillaban por su ausencia. En aquel tiempo de escasez de todo, en alguna ocasión, dos hermanos pusieron los zapatos de su padre, y cuando se despertaron, se encontraron que ya no había zapatos, en aquel tiempo todo era diferente.

Yo, por mi parte estoy contento con lo que me han echado, un samurai o serrucho, para podar las plantas, ya que el que tenía no cortaba muy bien. ¡Que buenos días están haciendo!, por la mañana un poco de fresco, después buenas temperaturas. Ahora se han terminado las famosas fiestas, las tiendas, se quedaron satisfechas, con las ventas de ropa y juguetes. El pasado sábado llevé a la nieta pequeña, a comprarle unos juguetes, ella se ponía nerviosa buscando, por todas las estanterías, incluso me decía sorprendida ¡abuelo esto se lo han llevado todo! ¿Que cosas de una niña de cinco años? Cuando le da el sueño, pregunta por su mama— ella no quiere dormirse sin ver a su madre.

Llevamos unos días, que por las mañanas hace un poco de fresco, nada que ver con lo que anuncian los medios en el norte de Europa. Aquí no estamos preparados, sin ir más lejos ayer marcaba, en el coche unos tres grados, la gente que pasaba me comentaba ¡que frío hace! Un anti-ciclón se ha instalado y no deja que llueva algo por lo menos, que tanta falta hace. Hoy lunes empezamos las clases en informática, a las cuatro de la tarde, hemos compartido el trabajo de otoño. Es diez de enero, un recuerdo de aquel año setenta, hoy son cuarenta y siete años de matrimonio, aquella jornada, la  llevo en la memoria. Empezó lloviendo y lo estuvo haciendo varios días. El río Genil, se desbordó por varios sitios de la vega granadina .Aquellos tiempos si que lo hacía muy frecuente, que lo está haciendo en la actualidad. ¿Qué diferencia? En este tiempo que no han crecido los barrancos, que están más secos que las alpargatas de un yesero: igual pasa con las fuentes, que llevan muchos años sin fluir el agua por sus cañerías. Ahora vemos en los medios, que los pantanos en Galicia, están a sus mínimos de capacidad. En los últimos días las temperaturas no han cambiado nada, los saltamontes se les ve casi todo el año.
Los fines de semana, yo escucho onda agraria, todos los sábados y domingos, a las seis de la mañana en Onda Cero. Aquí hablan del campo, para los que nos gusta la información, sobre el campo, y para el que le gustaría saber de el. Ayer dimos por concluida la quema de la poda de los olivos, hay que ver las ramas que sueltan, no se puede andar. En aquellos años era mi padre el que se ocupaba de hacerlo que lo hacía cada año, ahora soy yo el que se encarga  de hacerlo. Pero en el futuro, esto será incierto, la juventud no quiere saber nada  del trabajo en el campo.
En estos días de primeros de enero, se ven las tiendas llenas de gente, comprando las prendas de abrigo, para los días que se aproximan. En aquellos años de mi juventud, cuando vivía en el cortijo, llegaban, personas dedicadas a vender al trueque, con grandes fardos de tela, donde cambiaban la mercancía por, harina, aceite y huevos. Me recuerda lo pesadas que se hacían, buscando de hacer negocio, con las prendas que portaban a sus espaldas.

En el pasado, se contaba, que la luna de octubre, siete lunas cubre, este refrán, no se ha cumplido por ahora, porque diciembre se lo ha saltado. Según los medios televisivos, para la próxima semana, una ola de frío nos afectará a toda la península, es lo que toca, en el mes que nos encontramos, y a mediados, si que se halla  notado el frío árido de invierno. En el siguiente seguiré observando los acontecimientos que se produzcan.
Ayer me visitó mi hermano, venía de sembrar el trigo, para los animales de caza, según las hierbas se han secado por falta de humedad. En aquellos años de mi juventud, que a veces le llevaba el mulo al aparcero, siempre por este tiempo, estaba el barranco de los Benitos, con agua por todas partes, hasta nacían fuentes que llevan más de veinte años sin señales de que están.
El cambio climático, ya hace tiempo que se ha cebado con el sur de Granada. Si los antiguos, levantaran la cabeza, se quedarían impresionados, de ver los secanos, que no producen ni monte, como esto no cambie, que lo dudo, la cosa empeorará cada vez más.
Yo recuerdo de por estas fechas, que se sembraban los cereales, que en ocasiones, no se podían realizar, por tirarse semanas enteras lloviendo. Hoy,  han empezado a caer unos copos de nieve, parecían partículas que se disipaban antes de llegar al suelo, nada que ver, hace unos diez años más o menos las azoteas de Motril, se pusieron blancas en poco espacio de tiempo. Aquel día estaba hospitalizado en el Santa Ana, recién operado de la vesícula, hacia mucho frío, cuando me asomé por la ventana de la cuarta planta, los niños jugaban, cuando iban al colegio. Cuando yo era pequeño, en los secanos se ponían blancos, incluso en las umbrías duraba varios días, donde jugábamos  los pequeños del cortijo.

Hace cientos de años que comenzó el desarrollo industrial, hay cosas que han cambiado en este tiempo, unas para mejor  la forma de vida, otra el daño que se le está haciendo al medio, en el que nos ha tocado vivir. Para mí ha sido un honor de escribir esta experiencia, donde he visto y oído tantas cosas. Ahora entrará la primavera, será un momento de seguir la ruta que empecé este verano. Yo por mi parte, andaré por el sendero que empecé hace siete décadas. Mi opinión, no es más que escribir esto que a mí me ha parecido, no para mis adentros, sino en sentido participativo, en todo lo que afecta a este planeta llamado la Tierra.
Manuel Escañuela Rodríguez



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